Sin presentarse e informar a qué consultora pertenece, una latosa voz femenina llama a los teléfonos fijos de San Luis y los desprevenidos que aceptan la comunicación deben quedarse pegados al tubo casi 10 minutos para responder las opciones que pone en consideración sobre medios y algunos periodistas.
En un año electoral es natural que se realicen este tipo de sondeos porque son importantes para políticos y quienes diseñan campañas para conocer el nivel de penetración o audiencia de un medio o periodista.
Pero no parece ser el caso de esta encuesta que se ha reducido sólo a espacios o comunicadores abiertamente reconocidos como opositores u oficialistas y algunos considerados como operadores.
No se trata de una encuesta universal donde se ponen en consideración todos los medios o periodistas, sino reducida a una quinta vetusta.
Es posible que quien haya encargado la encuesta obtenga un resultado parcial o una verdad a medias y podría hacerlo caer en equivocaciones si lo que pretende es una planificación en materia de comunicación.