Que buenos que somos cuando morimos …
Información General | 12 Febrero de 2012 | Redacción de Punto Aparte | Tweet | |
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La tradición dice que cuando morimos, o se habla bien de nosotros o no se dice nada. Y otros afirman que la muerte de una persona, además de ser obviamente el límite de todo, es el último escalón que ciertas personas suben para terminar de cerrar algún éxito en el paso por la tierra.
Parece que la muerte desata cosas por quienes fallecen, que en vida no nos movilizaron o llamaron la atención.
Es un raro fenómeno psicológico lo que produce la muerte, al menos en los occidentales.
Citar ejemplos de personas que tras su muerte cobraron mayor fama o fueron merecidamente reconocidos, sería imposible porque la lista es bastante extensa. Por eso voy a quedarme con experiencias recientes: la muerte de Spinetta y Sebato Sosa.
El “Flaco”, como todos los conocíamos popularmente, es sin dudas uno de los mayores exponentes del rock argentino, no sólo por sus creaciones artísticas sino porque se atrevió a la transgredir cuando justamente estaba prohibido pensar y hacer pensar. Él y su banda con versos de amor no sólo abrieron corazones, también abrieron cabezas sobre lo que en la época pasaba.
El “Flaco” marcó una época, pero tuvo que morirse para que salieran todos despavoridos a rendirle homenajes. En cuanto festival de música hubo este fin de semana se produjeron reconocimientos con imberbes en la populares intentando tararear sus canciones.
Por supuesto que es correctísimo exaltar la figura de Spinetta, pero ¿tenía que morirse para que los medios y la gente digan: era el mejor?
Igual situación nos pasó con algo más domestico. La muerte del querido Sebato Sosa, un rockero de alma, un tipo que de verdad peleó por lo que sentía.
Murió esta semana y todos salieron con reconocimientos. Sin embargo, en vida Sebato se tuvo que comer más de un portazo, de los mismos que ahora le dicen era un“maestro”.
Por eso hoy pensaba, que buenos que somos cuando nos morimos