El Obispo de San Luis, Pedro Martínez, presidió la ceremonia religiosa para despedir a las Hermanas de la Congregación Hijas de Jesús, que finalizan su misión pastoral en la ciudad capital tras 30 años de un trabajo inobjetable al lado de quienes necesitaron ser contenidos y educando a pequeños en su Jardín de Infantes.
No se comprende la decisión de sus superioras, pero la realidad indica que en pocos días San Luis no tendrá más a las hermanas Pasqualina, Ivana y Domiana. Monjas “con olor a oveja” como reclama el Papa Francisco a los religiosos.
Se van de San Luis. Es verdad, queda un vacío gigante, pero, lo más importante, dejan un camino trazado, enseñanzas y su amor inmenso por el prójimo.
Inspiradas por su Fundador el Padre Pedro Leonardi, fundaron uno de los mejores jardines de infantes de la ciudad capital y fueron colaboradoras fundamentales en la pastoral parroquial y diocesana. Siempre fueron ejemplo de eclesialidad. Acompañaron a distintos grupos laicales y abrieron su casa para retiros y encuentros formativos.
La institución está ubicada en el Barrio de las Ámericas y allí concurren decenas de niños de distintos puntos de la ciudad.
Ayer llegó la hora de la despedida y la máxima autoridad de Iglesia en San Luis celebró una misa para decirle gracias en nombre de los puntanos.
Las vamos a extrañar.