El estudio, realizado por profesionales del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), Save the Children, los institutos Noruego de Salud Pública y de Investigación Mater, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y las universidades de Queensland (Australia) y Manchester (Reino Unido), fue publicado por la prestigiosa revista científica The Lancet.
El informe detalló además que en 2015 hubo en el mundo 18.4 muertes intrauterinas por cada 1.000 nacimientos, mientras que en 2000 la tasa fue de 24.7.
Según la investigación, los índices más altos de muerte intrauterina se registran en Pakistán (43.1 por cada 1000 nacimientos) y Nigeria (42.9), y los más bajos corresponden a Islandia (1.3), Dinamarca (1.7), Finlandia (1.7) y Países Bajos (1.8).
En tanto, la nación que está reduciendo la tasa de muertes intrauterinas más rápidamente es Países Bajos (6.8 por ciento anual), mientras que Estados Unidos es uno de los países que está reduciendo esa tasa con más lentitud (0.4 por ciento anual).
El informe revela que cada año ocurren en el mundo 2.6 millones de muertes intrauterinas (embarazos de más de 22 semanas), la mitad ocurre durante el trabajo de parto y el nacimiento.
“Argentina tiene 4,5 de muerte intrauterina por cada mil nacimientos, ubicándose en el puesto 42 de los 186 países analizados.
Registramos cifras similares a las de Francia, Rusia e Israel, por lo que estamos entre los 20 países del mundo en los que más se ha mejorado la mortalidad intrauterina en los últimos 15 años, un dato sumamente positivo”, destacó a Télam José Belizán, obstetra e investigador del Instituto de Efectividad Clínica (IECS), que trabajó en la revisión de los artículos de The Lancet.
A nivel regional, el estudio, en el que también participó un grupo asesor formado por más de 30 organismos de distintos países, entre ellos los argentinos IECS y la Fundación Era en Abril, destacó que la mayoría de esas muertes son evitables y reveló grandes diferencias entre los países de América Latina.
Esto es porque en Chile y Argentina el riesgo de sufrir una muerte intrauterina es similar al de Estados Unidos, mientras que Haití tiene los mismos niveles que África.
“El éxito de algunos países evidencia que las cosas pueden cambiar. Para ello hay que dimensionar el dolor que producen estas muertes y trabajar en los factores de riesgo, que son las infecciones durante el embarazo, la diabetes, la obesidad, la hipertensión y los embarazos adolescentes y de madres añosas. Fortalecer el acceso y la calidad de los servicios de atención resulta fundamental”, apuntó Belizán.
El especialista consideró que “uno de los problemas que impide tener más logros en esta problemática es que el tema constituye un tabú, ya que socialmente es un tema del que no se habla”.
“Las muertes de bebés en gestación generan un impacto y un dolor tan grande, tanto en los padres como en los profesionales de la salud, que muchas veces se reacciona como se puede. Los proveedores de salud no estamos preparados para afrontar estos decesos, por lo que es importante que recibamos una preparación específica y que favorezcamos la interacción de las familias con psicólogos y psiquiatras especializados”, completó.
Por su parte la experta en duelo perinatal y fundadora de “Era en Abril”, Jessica Ruidiaz, agregó a Télam que “no hay que subestimar ni negar la experiencia de los padres que atravesaron esas tragedias. Por el contrario, hay que validar el dolor de la pérdida sin intentar mitigarlo”.
“Es importante hacer bien el duelo. Si se lo niega de entrada, si las madres no ven a sus bebés, si no los llaman por su nombre, si no los tocan, alzan y se despiden de ellos, no pueden empezar a hacerlo, y los duelos que no se hacen bien corren el riesgo de convertirse en patológicos, con síntomas depresivos y de ansiedad”, destacó.
En ese sentido Joy Lawn, catedrática de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y cooperadora del estudio, enfatizó que “hay que ponerle voz a las madres de los 7.200 bebés que fallecen en el útero cada día en el mundo”.
“Esos bebés no deberían nacer en el silencio, sus padres no deberían pasar su duelo en silencio y la comunidad internacional debe romper el silencio como ha hecho por las muertes maternas e infantiles. El mensaje es alto y claro: el progreso escandalosamente lento de las muertes intrauterinas es inaceptable”, sentenció.