El papa Francisco le envió una carta al titular de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, en la que asegura que le hablará “a Dios de usted y del importante quehacer que desempeña, y le diré que le ayude en su ardua labor, y que asista con su luz y su gracia a cuantos imparten Justicia en los distintos Tribunales del país”.
La carta del papa Francisco, fechada el 23 de marzo pero que recién se dio a conocer públicamente hoy, fue respuesta a la misiva que le envió el titular de la Corte para felicitarlo por su elección como Obispo de Roma.
“Mi corazón se llenó de alegría al recibir el atento escrito que me ha dirigido, con motivo de mi elección como Obispo de Roma, y con el que me transmite su gentil felicitación. Muchas gracias por sus palabras, todas ellas colmadas de exquisita delicadeza.
Pido al Señor que le retribuya con gran generosidad esta muestra de aprecio y cercanía”, escribió el papa.
En otro pasaje, Francisco se refiere a la tarea de administrar justicia como una “una de las más insignes tareas que el hombre puede ejercer”, aunque también subraya que “no es fácil y, a menudo, no faltan dificultades, riesgos o tentaciones; sin embargo, no se puede perder el ánimo”.
“Es de gran utilidad tener siempre presentes los bellos ideales de ecuanimidad, imparcialidad y nobles miras que caracterizaron a los grandes magistrados que han pasado a la historia de la humanidad por la rectitud de su conciencia, los conspicuos valores que los distinguían y la irreprochabilidad con que llevaron a cabo su servicio al pueblo”, agregó.
“Se trata de respetar el orden, derrotar el mal, tutelar la verdad. Los que se dedican a ello han de estar adornados de virtudes humanas, en particular grandeza de espíritu, prudencia, sabiduría, integridad y fortaleza”, continuó.
En ese sentido, indicó que aquella tarea requiere “diligencia y abnegación en el desempeño de las propias obligaciones, porque cuando la justicia llega tarde o no llega, se engendra mucho dolor y sufrimiento, la dignidad humana queda lastimada y el derecho postergado”.
Sobre el final, el sumo pontífice le solicitó a Lorenzetti que haga llegar su saludo y bendiciones a “quienes trabajan en los Tribunales de justicia argentinos”, junto con “una súplica que humildemente formulo: recen por mí, pues mucho lo necesito. Con estos sentimientos, y a la vez pongo a Ustedes bajo la protección de María Santísima, para que continúe cuidándolos con amor de Madre”. (Télam)