En la mayoría de los hogares de San Luis, las familias no consumen el agua que distribuye la Municipalidad porque no es agradable en sabor, olor y color. Además porque han tenido experiencias negativas en la salud respecto a trastornos, especialmente intestinales. Ayer desde SerBa, que quien administra el servicio de agua potables en la ciudad advirtió que podría salir turbia por la crecida de diques que generó barro en los acueductos. Efectivamente eso ocurrió y está bien el alerta difundido. Pero nada dicen si los vecinos pueden o no tomar este líquido elemento. Si se toma como parámetro el protocolo de la Organización Mundial de la Salud, evidentemente el agua que se distribuye en la Capital no reúne las condiciones mínimas de potabilización
La Intendencia de la ciudad de San Luis resaltó hace unos días que por primera vez en muchos años los vecinos de no padecieron la falta de agua, pese a los fuertes calores que azotaron esta región. Es verdad nadie tuvo problemas por cantidad, pero sí por la calidad, un drama que persiste y que obliga a las familias a hacer importantes gastos en la compra de agua mineralizada.
De hecho las empresas que explotan este rubro muestras ganancias importantes y es una de las actividades comerciales que más creció en los últimos años. Como referencia de costo un bidón de 12 litros cuesta alrededor de 30 pesos y en un hogar tipo puede durar sólo un día.
En una muestra tomada a las 8:30 de la mañana de este viernes puede observarse a simple a vista la tonalidad oscura del líquido, con fuerte olor a barro y químicos.
Es evidente que el agua que se distribuye en los hogares de la capital no reúne los parámetros mínimos del establecido en el protocolo de la Organización Mundial de la Salud, documento que compartimos para que puedan descargarlo.
Este no es un tema menor, y por eso desde Punto Aparte, iniciamos hoy una serie de informes especiales para conocer cómo es el agua que tomamos. No para ser críticos, sino para despertar conciencia sobre este recurso.
Yamila Fernández