Hubo homenajes como todos los años en la explana del Rectorado de la Universidad Nacional y en Plaza Pringles. Repudio al Golpe Militar del 24 de marzo de 1976
El intendente de la Ciudad de San Luis, Enrique Ponce, acompañado de su gabinete municipal, participó ayer de la conmemoración de un nuevo aniversario del golpe de estado del 24 de marzo de 1976.
Del acto organizado por la APDH también participaron familiares y víctimas del terrorismo de Estado, como así también agrupaciones políticas fieles a la consigna de Memoria, Verdad y Justicia.
Cuqui Álvarez, hermana de Graciela Fiochetti, dijo ante las casi mil personas reunidas bajo la llovizna en la esquina de Rivadavia y Pringles que “desde la llegada de la democracia en 1983 seguimos con la esperanza de encontrar a los 30 mil desaparecidos, a los niños apropiados, pero muchos nunca se atrevieron a hacer las denuncias porque el temor y el horror aún corrían por sus venas. El otoño seguía teñido de rojo, al que se agregó el rojo de la vergüenza, y todos fuimos al exilio de la palabra”
“Aquellos que empuñaron las armas contra el pueblo en nombre del Estado, no tuvieron ni tienen la valentía de hacerse cargo de lo que hicieron, convencidos o no solo demostraron la cobardía de los traidores a la patria, y aún hoy siguen haciéndolo cuando responden a los jueces “No puede ser”, “No me consta”, “No lo sé”.
“No podemos olvidar el esfuerzo, el coraje y la valentía de las Madres de Plaza de Mayo y sus pañuelos blancos. Tampoco podemos olvidar la paciencia de Abuelas, quienes ya han recuperado 116 nietos y que hoy tienen su propia identidad. También es preciso destacar el trabajo minucioso, sin pausa, buscando datos, preparando legajos y toda la información útil recopilada por la APDH”, señaló.
“Por fin llegaron los juicios a los genocidas y las condenas. Hoy los asesinos a través de sus defensores piden clemencia, que sean benévolos los jueces aduciendo que ya están viejos. Pero nuestros jóvenes fueron secuestrados, torturados y asesinados al amparo de la noche, mientras que ellos tienen derecho a juicio y nuestros jóvenes no”, aseguró.
Luego de mencionar el hallazgo de los restos de Jorge Luis Ruffa, Alfredo Sinópoli, Ricardo Saibene y de la novia de uno de ellos, Lila Rosa Gómez Granja; Cuqui Álvarez se esperanzó en “encontrar muchos más sin pedir venganza, solo pidiendo Memoria, Verdad y Justicia”.
Por su parte Sara Ruffa, quien acompañada de dos de sus sobrinas recordaron a Jorge Ruffa, dijo que “En una fecha tan cargada de significados profundos, he venido desde Buenos Aires donde vivo para compartir este momento con todos ustedes y juntos homenajear a nuestro querido hermano”.
“Aún conmocionada por la aparición de sus restos después de 38 años Jorge Luis reaparece a cada rato en la memoria de lo cotidiano, en las pequeñas cosas de la puerta de casa para adentro. Tan familiero que era, tan cariñoso y compinche. Yo quiero recordar al hermano que más tiempo compartió conmigo en mis años infantiles”, observó.
“Como algunos de ustedes saben, Jorge Luis estudió aquí muchos años, mientras que mis otros hermanos ya estaban estudiando afuera. Con Ricardo peléabamos mucho por la cercanía de edad, hoy por supuesto somos inseparables. Jorge Luis me tenía mucha paciencia y si lo molestaba mucho me mandaba a buscar sus libros de ajedrez, a los que prolijamente identificaba con puntitos de colores porque yo no sabía leer. Jorge era el que me tiraba en la piletita del fondo fuera del horario permitido y era el que se complotaba conmigo para pelear a Ricardo. Aún me parece verlo comiendo pan todo el tiempo”, relató.
“Jorge sin saberlo fue el que me enseñó a apreciar la música clásica, la cual escuchaba siempre a todo volumen, y fue de su mano, y por supuesto de mis otros hermanos también, que aprendí a valorar la política. Los más cercanos recordarán conmigo las tremendas discusiones que se armaban en casa con un Jorge, que lejos de cualquier forma diplomática, defendía con tremenda pasión cada uno de sus argumentos”, continuó.
“Descubro ahora en estos días que su recuerdo y su compromiso no solo dejaron una marca profunda en nuestra generación, sino que nos trasciende y asoma en la camada que nos sigue, en nuestros hijos y sobrinos. Muchos de ellos no lo conocieron, pero igual recogen su legado y se emocionan al evocarlo”, concluyó.