El cantante aseguró además que no volvería a consumir cocaína. Lo dijo tras presentar su autobiografía, titulada “Vida de artista”, durante un encuentro que se realizó en el Teatro Maipo
En este libro, publicado por editorial Planeta, el intérprete atraviesa su niñez, la adicción a las drogas, sus incontables conquistas sentimentales y la relación con personalidades del tango, como Roberto ‘El Polaco’ Goyeneche y Rubén Juárez.
“Mi vida es un tango porque tiene más profundidad que el rock y es como una Biblia. En la vida, ‘el tango siempre te espera’ “, dijo Castaña con respecto a sus 73 años, parafraseando a Aníbal Troilo, en la conferencia de prensa en la que presentó el libro.
Vestido como un dandy, de saco azul con pañuelo rojo en el bolsillo, camisa blanca con motivos de palmeras, pantalón y zapatos mocasines blancos y un gorro blanco bordeado por una cinta negra, el autor de “Café La Humedad” se mostró de buen humor junto al presentador Óscar González Oro.
“Parezco Borges”, dijo Castaña cuando se cayó el bastón que tenía a su lado y con el que se ayuda para estar parado, tras lo cual el periodista y amigo acotó para la risa del público y del cantante mismo: “Pero narco”, haciendo referencia a un estereotipo por la vestimenta de “Cacho de Buenos Aires”, como se subtitula en la autobiografía.
Agradecido con el editor Fernando García por ayudarlo a escribir el libro, el cantante que tuvo affaires con modelos, actrices y vedettes de todas las edades, afirmó que cree “en Dios, pero más en los milagros”, luego de su salida del hospital en 2015, donde estuvo internado dos meses en coma y al borde de la muerte.
“La verdad es que estoy acá y pude escribir un libro sin pretensiones literarias, luego de haber estado en Vietnam y Corea”, sostuvo haciendo referencia a las guerras en esos países y utilizándolo como una metáfora para su período de internación, al cual llegó por la rotura de su cadera y continuó con una infección respiratoria.
Con introducciones de González Oro, el protagonista de películas como “La Discoteca del Amor”, se lanzó a hablar de su adicción a la cocaína y aseguró que si bien él no se arrepiente de nada de lo que hizo en la vida, aseguró que “no volvería a consumir falopa, porque te vuelve un ser oscuro y está todo mal”.
Con períodos de popularidad con canciones machistas que rozaban la misoginia, como “Si te agarro con otro te mato”, Castaña supo disputarse y ganar el amor de la vedette Mónica Gonzaga con el cantante español Julio Iglesias y, pese a su porte de macho con camisa abierta, siempre culminó bien su relación con las mujeres.
El autor de “Balada para una vedette”, inspirada en “la bellísima” Moria Casán, también tocó el suelo económico, llegando a perder una quinta, aunque durante este encuentro de 30 minutos con periodistas se focalizó en la satisfacción por estar vivo y en los buenos momentos de su carrera.
Sin dejar de lado las bromas, aseguró que “un hombre caliente es capaz de hacer cualquier cosa”, al recordar cuando tuvo que escapar de Carlos Monzón por acostarse con la que entonces era pareja del boxeador, o la cachetada que recibió de Gonzaga cuando ella se enteró que Cacho la enga ñaba con su secretaria, “que estaba buenísima”.
“La monogamia es una mentira. Con todo lo que hay para elegir en la vidriera, uno no puede quedarse con una sola”, soltó en otra parte de la presentación, pese a lo cual sostuvo que junto a su actual pareja, Marina Rosenthal, de 39 años, están buscando la adopción de un hijo.
Con respecto a Rosenthal, Castaña afirmó que fue fundamental para su recuperación, comentario que fue ratificado por su médico, Alfredo Cahe, quien, presente en el lugar, afirmó que lo del cantante “fue un milagro” y que el acompañamiento de su novia “fue muy importante”.
Con gran inclinación por las historias sexuales, Cacho se hizo rogar un poco, pero, sin ruborizarse, contó que una de las anécdotas que grafica el libro tiene a su abuelo como protagonista, quien, con 92 años, fue traído de Italia por su padre y que todas las noches se masturbaba en el cuarto que compartía con él.
“Yo escuchaba ese ruido y no lo podía creer. Un día le pidió a mis hermanos que le llevaran una chica y se la llevaron. El viejo había vivido todas, hasta había asesinado a personas el tano ese”, comentó, sin dar a entender si lo decía como un picardía o una crítica para su abuelo.
Risueño y sin pelos en la lengua, Castaña, quien aprendió a tocar el piano a los seis años, contó que su sueño era haber sido como Mariano Mores y que estuvo a punto de ponerle letra a cuatro tangos del eximio músico, pero que el proyecto se cayó luego de que él le diera un pico a Mariana Fabiani, nieta del pianista, en vivo en televisión.
Humberto Vicente Castagna, como fue inscripto al nacer, estuvo durante la media hora flanqueado por el tuvo de oxígeno que lo ayuda a sobrepasar el EPOC, una enfermedad pulmonar que llegó a bajar al 18% su capacidad respiratoria (hoy está en 40%, explicó).
Arriba de las siete décadas de vida, Cacho Castaña está alejado del alcohol y mantiene una relación tirante con el tabaco, pero, como si se pensara inmortal, hace kinesiología, nada y prepara un segundo libro: “Más filosófico, pero con anécdotas que en este no me animé a contar”.