Las Salas de Cinemacenter San Luis renuevan este jueves suscarteleras y estrenan tres buenos títulos, entre ellos la esperada últimaentrega de la saga “Rambo”, protagonizada por el eterno, Sylvester Stallone.
Esta nueva versión llega cuatro décadas después de irrumpiren la pantalla en una película inolvidable, el veterano de Vietnam y pacientecon “trastorno de estrés postraumático”, John Rambo, regresa para una –supuesta-última misión.
Retirado, viviendo como un cowboy en su rancho familiar deArizona, el ex soldado deberá salir de su letargo cuando descubra que suahijada ha desaparecido del otro lado de la frontera. En un raid de acción yvenganza, Rambo se enfrentará a una peligrosa red dedicada a la trata depersonas. Una guerra personal marcada a fuego y sangre.
En 1982 se estrenó First Blood, un drama de acción en el queSylvester Stallone interpretaba por primera vez a uno de sus dos personajesfetiches (el otro obviamente es Rocky)
El crítico de cine, Alexis Puig, escribió ayer para Infobaeque “el impacto de aquella película dirigida por Ted Kotcheff fue inmediato. Setrataba de una historia que hurgaba en las secuelas de los veteranos de guerrade Vietnam y en la incomprensión e invisibilización a la que debían enfrentarseen una Norteamérica republicana en plena Guerra Fría. Era sin dudas, el ladooscuro del ´sueño americano´. Aquel primer Rambo, era señalado y estigmatizadopor la policía y “el hombre blanco”, y luchaba por hacerse un lugar en el paíspor el que había dejado la piel en combate”.
“Este último capítulo (titulado acertadamente Last Blood) nosolo cierra el círculo alrededor de Rambo, sino que además funciona como unapintura/homenaje al cine clase B de acción que Stallone supo cultivar como unode sus máximos exponentes, y lo coloca del otro lado del mostrador, delseñalado en aquella primera cinta, pasa a ser “el dedo acusador” de diferentesy excluidos”, señala el crítico.
“El argumento puede resultar rudimentario, por momentos torpe y hasta predecible, pero el director Adrian Grunberg apuntalado por Sly desde el guión, nunca apela a un tono paródico para narrar la historia. Sin locaciones selváticas o bélicas, la historia se mueve dentro de una estética fronteriza que le sienta muy bien. No hay desarrollo de los personajes, y poco se sabe de las motivaciones, pero si algo queda claro es que John Rambo es único, implacable y seguramente votante de Trump”, observó Puig.
El metraje se encuentra dividido en dos actos bien claros,el primero sigue al “héroe crepuscular” en lo que parece el epilogo de su vida.En el segundo abundan las matanzas y la violencia, en un fresco que remite aaquellas películas de los ochenta en las que no había tanta corrección políticay la sangre, las heridas abiertas, los huesos quebrados y los cuerposdesmembrados eran parte del cóctel.
Last Blood, tiene tanta hemoglobina como una película deterror, los cadáveres se apilan de a cientos ante la mirada del rostro curtido,inexpresivo y “cirujeado” de un Stallone que aún sigue siendo tan carismáticocomo en los lejanos ochentas.
Quien quiera ver más allá de lo explícito podrá encontrar,como ya anticipamos, estereotipos, momentos reaccionarios y ciertaestigmatización de los personajes latinos. Pero, no habría que olvidar, queestamos ante una ficción, y que a su manera, también esta producción es unretrato de la América actual y del discurso de quien comanda aquella Nación.
Fuente Infobae – Por Alexis Puig
Dos buenas películas

