Los padres concentran las violencias sobre los chicos más pequeños; las niñas y adolescentes que padecen malos tratos entre los 11 y 18 años casi duplican los casos de varones, mientras que los cuadruplican cuando de violencia sexual se trata, según las principales conclusiones de un análisis a los casos atendidos en la línea 137 del Programa Las Víctimas contra las Violencias en la Ciudad de Buenos Aires
El estudio fue realizado por la entidad para la infancia de Naciones Unidas Unicef, la secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, del que depende el Programa coordinado por la doctora en Psicología Eva Giberti.
Los casos analizados involucran a 16.800 personas atendidas en terreno, 9.700 de las cuales eran niños y adolescentes, por el grupo móvil que responde al pedido de auxilio en la línea gratuita y permanente 137.
Entre los 11 y 18, las niñas y las adolescentes que son víctimas de violencia casi duplican la cantidad de casos respecto de los de género masculino.
La violencia sexual también refleja una clara asimetría, ya que afecta cuatro veces más a las niñas y las adolescentes que a sus pares varones.
Los padres concentran las violencias sobre las niñas y los niños más pequeños, en tanto la mayor cantidad de víctimas de violencias ejercidas por las madres se presentan entre los 11 y los 15 años, aunque en el 88 por ciento de los casos totales, los agresores son masculinos.
Las parejas de las víctimas adultas son los principales agresores de las mujeres en la franja de los 19 a los 29 años.
Si bien desde los inicios del Programa en el 2006 hasta el 2013 fueron atendidas 19.800 víctimas de violencias, el estudio está centrado en los datos que se desprenden de 16.800 personas atendidas entre 2009 y 2013 -9.700 de las cuales eran niños y adolescentes-, a partir de 12.400 intervenciones realizadas por el equipo móvil, lo que permite acceder a información sobre el estado de situación en la Ciudad de Buenos Aires.
El total de llamados al 137 fueron 33.900 entre 2009 y 2013, y la diferencia entre estos y la cantidad de intervenciones se debe a que no todas las víctimas aceptan recibir al equipo móvil, y al alcance territorial del Programa.
El 48 por ciento de los pedidos de auxilio fueron hechos por las propias víctimas; el 28 por ciento se deben a derivaciones realizadas por instituciones; el 21 por ciento de los llamados fueron efectuados por parientes o vecinos.
Cada agresor produjo un promedio de dos víctimas entre niños, niñas y adolescentes, con 9.700 víctimas atendidas y 5.200 adultos agresores detectados, que arrojó un 52 por ciento de nenas y chicas agredidas, por sobre el 48 por ciento de varones menores.
“El análisis de los tipos de violencias ejercidas sobre las víctimas muestra que los niños, niñas y adolescentes son agredidas de manera diferenciada en función de su edad y género”, afirma el estudio.
Los padres concentran las violencias sobre las niñas y los niños más pequeños. Los niños hasta los 10 años tienen más probabilidad de ser destinatarios de violencia que las niñas de su misma edad.
A partir de los 11 años, las mujeres tienen mayor probabilidad de ser víctimas de violencia que sus pares de género masculino, quienes hasta los 10 años se ven más afectados por las violencias de sus madres que las niñas de su misma edad.
La mayor cantidad de víctimas de violencias ejercidas por las madres se presentan entre los 11 y los 15 años. Las víctimas de género femenino prevalecen a partir de los 11 años.
Entre los 11 y 18, las niñas y las adolescentes que son víctimas de violencia casi duplican la cantidad de casos respecto de los de género masculino.
La violencia física es el tipo de violencia que más afecta a las mujeres, cuyas parejas son los principales agresores en la franja de los 19 a los 29.
La violencia física engloba lo relacionado al daño físico, como golpes, patadas, rasguños, puñetazos; es emocional cuando incluye insultos, gritos, frases de menosprecio y humillación, apodos, chantajes emocionales o amenazas.
Es sexual si incluye manoseos, acoso, violaciones, abuso sexual o informático con contenido pornográfico. Y es económica si conlleva el control de dinero o bienes de la víctima; la amenaza o retención de bienes y objetos; y hacia los niños se identifica con la rotura, ocultamiento o ausencia de bienes de los pequeños.
El estudio busca sistematizar la información en el contexto del federalismo argentino, y dar cuenta de las diferentes competencias entre los poderes Ejecutivo y Judicial sobre la temática.