El Instituto Superior de Seguridad Pública “Juan Pascual Pringles” de San Luis tiene prestigio y de hecho es tomado como modelo en otras provincias que buscan jerarquizar sus policías, con efectivos entrenados y preparados.
Por eso se supone que ingresar allí no debería ser un mero trámite.
La semana pasada se conoció que hubo 12.954 inscriptos o aspirantes para ingresar a esa academia, de ese número 7.185 completaron los requisitos formales y quedaron en condiciones de rendir la primera evaluación integral a la que se inscribieron 4.691 aspirantes. De ese total, asistieron 3.329 de los cuales sólo 29 aprobaron el examen.
Fue, podría decirse sin miedo a exagerar, un bochazo masivo, un resultado que está mostrando una realidad y se hace necesario mirarlo así.
Es un dato que interpela más al sistema educativo que a los aplazados: de 3.329 jóvenes que rindieron sólo 29 lograron el score mínimo para ingresar a la institución.
Situaciones no tan diferentes se cuentan o transmiten desde las universidades públicas o privadas y de los niveles terciarios donde la tasa de ingresantes que quedan en el camino está por encima del 50% en promedio.
Los datos escandalizan porque están poniendo en evidencia que los chicos y chicas en su mayoría salen del secundario con conocimientos muy limitados, lejos de las condiciones que impone una casa de altos estudios, incluso empresas que seleccionan a su trabajadores y trabajadoras en función de los niveles de instrucción educativa (en particular lengua y matemáticas).
Caben varias preguntas ante este escenario lamentable, pero oportuno para mejorar y sin estigmatizar a estos bochados: ¿De qué escuelas egresaron?; ¿Qué orientación tenían?¿A qué edad egresaron?; ¿Con qué promedios salieron de la secundaria? y una información que podría explicar bastante el cuadro, es si estos aspirantes obtuvieron el título secundario a través de algunos de los planes de terminalidad de estudios como el FiNes.
Este último aspecto, el de los programas para cumplir con los ciclos educativos, debe ser revisado en cuanto a las exigencias porque muchos jóvenes dejan el secundario en su cursada regular para obtener el título a través de estos sistemas, que tienen un nivel académico deplorable.
Así las cosas el ministro de Seguridad de la Provincia, Luciana Anastasi, reconoció que con la cantidad de alumnos aprobados no se llegó a cubrir el cupo de 620 vacantes disponibles. Por eso la cartera de Anastasi decidió brindar una segunda posibilidad para rendir esa evaluación.
“Hemos tenido un bajo porcentaje de alumnos aprobados. Por eso vamos a abrir una nueva instancia, una especie de recuperación para quienes no aprobaron este primer examen”, explicó el ministro, quien ratificó que “las características, modalidad y exigencia serán las mismas que las de la primera instancia”.
“El examen es exigente. Los puntanos necesitamos que ingresen los mejores hombres y mujeres y por eso adoptamos el criterio de elaborar un orden de mérito académico, en base a los resultados de las evaluaciones. Felicito a los alumnos que aprobaron y son ellos quienes encabezarán ese orden de mérito. Vamos a respetar el esfuerzo que realizaron y daremos otra oportunidad a quienes no alcanzaron el objetivo”, agregó.
La Agencia de Noticias del gobierno provincial señaló que las evaluaciones que deben afrontar los aspirantes constan de una primera instancia donde deben responder 30 preguntas múltiple opción sobre Expresión Oral y Escrita, Geografía de San Luis e Historia de San Luis.
Una característica particular es que las preguntas que no se responden correctamente restan a la puntuación final, de manera de evitar que, ante una duda o desconocimiento, el alumno pueda acertar por azar. En base a las calificaciones se elabora un orden de mérito y se accede a la segunda instancia que consiste en una evaluación sobre nociones básicas de Derecho. Los cuestionarios son elaborados en base al material de estudio que se encuentra a disposición de los ingresantes desde el 26 de enero, en la página web del instituto, ( https://issp-slu.infd.edu.ar ).
Los exámenes de la primera instancia se desarrollaron en las instalaciones de la Universidad de La Punta. Se distribuyó a los alumnos en tres jornadas, cada una de las cuales se organizó en seis turnos (de 8:00 a 17:00), organizados en 12 aulas; cada alumno tenía una computadora para realizar la evaluación.