Tejedoras que se capacitan en la escuela de tejido artesanal “Manuela Franco” de Renca le entregaron al gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, el primer poncho puntano confeccionado 100% en telar respetando las técnicas ancestrales.
Rodríguez Saá ni bien recibió el abrigo de manos de la profesora de esa escuela, Cristina Colucigno, se lo colocó en su espalda y se lo observó visiblemente emocionado. Fue el martes de esta semana, el 17 de mayo, con motivo de los actos por el Día del Granadero Puntano declarado así por el natalicio de Juan Pascual Pringles, celebrado en Renca en homenaje también a los granaderos de ese pueblo que dieron sus vidas en la Batalla de San Lorenzo, bautismo de fuego del Ejército de San Martín.
También tejieron a modo de muestra tres ponchos para niños que fueron entregados a alumnos de la escuela “Granaderos de Renca”.
La escuela “Manuela Franco” funciona en el Complejo Hostería Renca, cuyo propietario, Carlos Martínez, adquirió más de 10 telares de distintas capacidades con un objetivo: recuperar para esta histórica localidad la principal actividad económica en la época de la emancipación nacional que fue justamente la tejeduría.
La idea es capacitar, para que los renqueños y renqueñas aprendan este noble oficio y puedan así generar oportunidades comerciales y económicas.
A esos talleres también asisten niños y niñas y la intención es profundizar la convocatoria para que se sumen más chicos.
La escuela se llama Manuela Franco en homenaje y memoria de la madre del ex gobernador de San Luis, Pablo Lucero.
Manuela era tejedora y formadora de futuras tejedoras porque en Renca entre 1810 y 1830 la principal actividad económica era la tejeduría e hilandería.
Según el censo de 1810, 8 de cada 10 hogares tenían como sustento lo producido en telares.