Hay sectores, y que en números no son pocos, de la Justicia y auxiliares de ella que están en las antípodas de la enorme movilización social e institucional para detener la violencia de género en Argentina y por supuesto en San Luis.
Hay jueces y juezas, fiscales y abogados que mantienen una posición preocupante respecto a las cuestiones de género y se encuentra allí, capaz, la explicación de por qué el Poder Judicial no puede dar una respuesta plena a este flagelo que tiene a la mujer claramente como víctima.
Hace unas horas el reconocido abogado penalista, Hugo Scarso, al ser consultado por el periodista, Hernán Pacheco, sobre una causa de violencia de género que tiene como acusado a un funcionario judicial, dijo que “es como si ahora la moda es violencia de género…”
¿Fue una frase desafortunada o forma parte de un pensamiento o ideología? La violencia de género no es una moda, por si hiciera falta aclararlo.
Lo que está pasando es que gracias a los movimientos feminsitas y a la desición de combatir este drama, las situaciones son cada vez más visibles. Y las víctimas deciden denunciar y exponer sus situaciones.
Llama poderosamente la atenciónlos casos de denuncias contra miembros de la Justicia puntana. señalados o acusados de hechos de esta naturaleza y cómo sobrevuela la sospecha de una protección corporativa.
Evidentemente se hace necesario, ahora más que nunca, que la Ley Micaela no sea un mero afiche colgado en algun despacho, sino una acción concreta de educación y capacitación a empleados y funcionarios de los tres poderes del Estado.
Esta semana también se conoció un video donde la diputada nacional, Vanesa Siley, le pregunta a un candidato a juez de la Nación sobre qué entendía por “techo de cristal”. La respuesta evidencia que el aspirante a magistrado carece de perspectiva de género. (Ver video).
Es grave lo que está pasando porque ocurre nada y nada menos que en la Justicia, donde se supone las victimas buscan una reparación.