Diego Lorenzetti, acusado de ser el autor intelectual del crimen de su esposa, Romina Aguilar, prestó declaración indagatoria este jueves por más de cinco horas frente a la jueza, Virginia Palacios, y disparó artillería judicial pesada contra la investigación, tanto policial como la que llevó adelante el fiscal, Esteban Roche.
De hecho pidió la nulidad de todo lo actuado y recusó a la magistrada por “prejuzgar” y “animosidad”.
La jueza y el fiscal sustentan la acusación en una serie de escuchas telefónicas y seguimiento de mensajes de textos donde Lorenzetti y su esposa discuten y hasta se amenazan. Pero el imputado se defendió diciendo que se trata de “peleas comunes en un matrimonio” y ayudó sus dichos con el testimonio de hermanas de Romina y otros vínculos muy estrechos de la familia de ambos quienes declararon que “Diego y Romina” tenían problemas “normales” de pareja y descartaron en sus testimoniales que “él la haya mandado a matar”.
Esa estrategia de la defensa tiene sentido porque de esta manera intentan destruir el móvil por el cual Lorenzetti podría haber mandado a asesinar a su mujer, que se trataría de celos o infidelidades. Si estaba todo bien, ¿para que matarla?, dice el abogado defensor, Rodolfo Mercau.
Pero la embestida del penalista no se queda ahí porque hoy en medio de la indagatoria a Lorenzetti pidió la nulidad de todo el proceso y recusaron a la jueza y el fiscal.
“No hay pruebas para incriminar a Lorenzetti en el asesinato de Romina Aguilar. El declaró que sospechaba de la familia Leyes (Alberto Leyes, ex intendente de esa localidad) de La Calera que lo amenazaba pero a pesar de la denuncia que nadie le hizo caso. Con respecto al dinero solicitado en préstamo presentó las pruebas para qué lo iba usar. Hay graves errores policiales. Las escuchas telefónicas no incriminan a Lorenzetti. No son vinculantes. Solo las discusiones propias de un matrimonio. A mi criterio tiene que ver con un ajuste de cuentas”, dijo el abogado.
El préstamo son 100 mil pesos que Lorenzetti tomó prestado unos días antes del crimen de Romina a un usurero de Concarán con quien realizaban regularmente operaciones.
Según el prestamista la plata se la prestó para ayudar a un hermano de él que había sufrido un accidente en Santa Fé.