Aborígenes huarpe de San Luis iniciaron el tiempo de recolección de frutos y plantas sagradas para medicinas ancestrales

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La comunidad huarpe pynkanta inició su tiempo de recolección de frutos y plantas consideradas «sagradas» en localidades de San Luis para poner en práctica los procesos de su medicina ancestral que, aseguran, «son la clave de una vida armónica con la naturaleza».

El omta samay pachay Roque Miguel Gil, autoridad tradicional del pueblo que habita los territorios de Mendoza, San Juan y San Luis, dijo a Télam que la primera recolección del 2021 «será destinada a producir los alimentos y medicinas con los que nuestros pueblos han resistido a todos los embates, producto del mal manejo de la naturaleza, que se traducen en pandemias y enfermedades».

«La desconexión, con los legados vivenciales de nuestros pueblos indígenas, no nos permiten ver que en la sabiduría ancestral está la respuesta a todos estos males y los por venir», aseguró.

Además, el dirigente comunitario explicó que «en estos legados ancestrales se atesoran todas las enseñanzas para transitar todo época y toda prueba, que desafía hoy, a las culturas negadas en nuestra América».

Los huarpes pynkantas «creemos que en nuestro territorio está todo lo que necesitamos para vivir», subrayó Gil al señalar que allí «está nuestra comida y nuestra medicina», como recurso natural para «llevar la vida en cada lugar en el que habitamos».

La práctica de la cultura ancestral que conlleva «recuperar la sabiduría de nuestros mayores» es la clave para una vida armónica «donde se encuentra nuestra fortaleza «física y espiritual», aseguró.

Por ello, el pueblo huarpe que se autodefine como «recolector» inició el año con el proceso que incluye el acopio de los frutos de las consideradas «plantas sagradas», que a través de procesos artesanales «serán convertidos en harinas, licores, arropes e infusiones».

Esos productos son utilizados luego a lo largo de todo el año tanto para el consumo cotidiano en su dieta regular, como en los actos ceremoniales que realizan en concordancia con la época, los fenómenos naturales y astrológicos que los guían.

En ese sentido, Gil explicó que «el Tayayko, árbol sagrado, conocido como Algarroba», es un insumo básico que se recolecta según la tradición, «sin cortarlo, tomando lo que deja caer», porque el resto, añadió, es para los hermanos «Jerkech» (animales) que toman de «él su alimento».

Las vainas, son sometidas a procesos manuales de secado, maceración o molienda para ser convertidas luego en la variedad de insumos que las comunidades consumen y conservan naturalmente.

Otros de los elegidos es el fruto del Chañar, recomendado para tratar enfermedades respiratorias, como el asma y las bronquitis.

De acuerdo a su maduración, también se consumen los frutos de las diferentes especies de pencas que se dan naturalmente en el territorio.

Al respecto, Gil destacó «al junquillo, proveedor de agua y materia prima de la cestería» que los identifica y la jarilla, a la que calificó como «una planta mágica con múltiples usos y propiedades que la ciencia académica ya ha investigado y comenzado a usar».

«Ponemos en práctica las técnicas agroecológicas heredadas de las vivencias de nuestros ancestros y ancestras; su método y procesamiento, para conectarnos con la naturaleza y en la certeza que ella es la repuesta a todas necesidades», aseguró. (Télam)

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