El Papa Francisco es el primer hipercrítico de cómo actúan algunos religiosos (sacerdotes y monjas) respecto a la misión evangelizadora que tienen. Cuestiona la distancia que ponen con la gente por una “burocracia” que muchas veces imponen para acercarse a ejercitar la Fe Católica.
Francisco pide “curas con olor a oveja”, o sea cercano al pueblo, a todos, no sólo cristianos.
El Obispo de San Luis, Monseñor Gabriel Barba, no hace un año que inició su gobierno de la Iglesia puntana y ya dio muestras muy cabales de su apego o respeto por ese pedido del Papa: mezclarse entre la gente, caminar al lado de ellos, escucharlos y evangelizar con los pies en el barro.
Ayer en Villa de la Quebrada el Obispo Barba volvió a dar esas señales concretas de apertura y cercanía social sin protocolos.
Estuvo más de una hora y media hablando con la gente que no paraba de acercarse a saludarlo y pedir fotos. Tuvo un buen gesto, no para él sino para la Iglesia.