El papa Francisco recibió este lunes en audiencia privada al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con quien analizó cuestiones regionales en un «clima de cordialidad», informó la oficina de prensa de la Santa Sede.
El reporte vaticano puntualizó que el pontífice argentino y Maduro abordaron durante su encuentro algunos de los problemas de Venezuela, como «la pobreza, la lucha contra la criminalidad y el narcotráfico», así como «la situación social y política» después de la reciente muerte de Hugo Chávez.
El mandatario bolivariano estuvo acompañado en su visita al Vaticano por su esposa, Cilia Flores, y una delegación que incluyó, entre otros, al canciller Elías Jaua, a los ministros de Planificación y del Petróleo, al subsecretario de la presidencia y al jefe del Estado Mayor del Ejército, reportó la agencia de noticias Ansa.
El encuentro había sido aguardado con gran expectativa por las partes, que esperan que contribuya a mejorar la relación entre ambos sectores, tras las diferencias expresadas en los últimos años.
Durante la conversación, el papa hizo referencia a la presencia histórica de la Iglesia Católica en el país y «a su decisivo aporte en los ámbitos de la caridad, de la asistencia sanitaria y de la educación», añadió el parte vaticano, recogido también por la agencia de noticias EFE.
También se acordó «en la necesidad de un diálogo sincero y constante entre la Conferencia Episcopal del país y el Estado para el desarrollo de toda la nación», y, en otro orden, Francisco y Maduro repasaron la situación general en Latinoamérica y en especial hablaron del proceso de paz que se está llevando a cabo en Colombia.
Un Santo del pueblo
Durante el tradicional intercambio de regalos, el visitante obsequió al papa con la Constitución del país, un retrato de Simón Bolívar y un cuadro de la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela, y una escultura del doctor José Gregorio Hernández (1864-1919), que se encuentra en proceso de canonización.
Sobre el médico venezolano, conocido por su compromiso con los más desfavorecidos, Maduro expresó su deseo ante el papa de que sea pronto canonizado pues «es un santo del pueblo».
Por su parte, el pontífice entregó a Maduro una pluma estilográfica, y como ya hizo con los otros mandatarios latinoamericanos, el documento de las conclusiones de la reunión que celebró en Aparecida (Brasil) la Conferencia Episcopal Latinoamericana.