En su primer Ángelus dominical en la residencia estival de los papas en Castel Gandolfo, 27 kilómetros al sur de Roma y junto al lago Albano, Francisco recordó que dentro de siete días partirá a Río de Janeiro y pidió oraciones por esa “gran peregrinación”. Se estima que dos millones de jóvenes asistirán a la Jornada Mundial de la Juventud, y la Argentina tendrá la mayor representación extranjera, con alrededor de 40 mil fieles.
El Papa argentino habló desde la puerta del palacio de la residencia que tiene cuatro villas pontificias y 55 hectáreas, once más que la Ciudad del Vaticano, que gozan también de la extraterritorialidad y la soberanía de la Santa Sede. Lo flanqueaban dos guardias suizos con sus coloridos uniformes.
La pequeña plaza de la Libertad, repleta de fieles, aplaudió y ovacionó al Papa, con muchas banderitas brasileñas y cánticos que exaltaban la Jornada de la Juventud.
“Recemos para que en esta gran peregrinación que empieza, Nuestra Señora de Aparecida, patrona de Brasil, guíe los pasos de los participantes y abra su brazos para acoger la misión que Cristo les encomienda”, señaló Jorge Bergoglio. Dijo que muchos jóvenes están comenzando ya a partir hacia Río de Janeiro y que todos deben acompañarlos con sus oraciones.
Francisco rezó ayer su primer Ángelus allí y tomó posesión de la residencia pontificia de verano desde hace cuatro siglos. Recordó a sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI, que pasaban los veranos boreales en Castel Gandolfo. Bergoglio estuvo el 23 de marzo por primera vez en la residencia, para saludar a su predecesor Joseph Ratzinger, que renunció el 28 de febrero y luego vivió durante dos meses allí.
El Papa llegó temprano a las colinas albanas en las que no pasará sus vacaciones, según su propia decisión. Visitará nuevamente Castel Gandolfo el 14 de agosto, fiesta de la Asunción de la Virgen.
Francisco dedicó la mañana, hasta la hora del Ángelus, a conocer a los castellanos y a los 55 dependientes vaticanos que se encargan del mantenimiento de las cuatro villas pontificias y los espléndidos jardines.
En un coche recorrió la residencia y se detuvo varias veces para recibir explicaciones de los empleados y técnicos que allí trabajan. La visita incluyó la Factoría, donde desde la época de Pío XI se producen leche, huevos, frutas y verduras, que todos los días en un tren son llevados al Vaticano.
Francisco invitó a Benedicto XVI a que pase sus vacaciones veraniegas en Castel Gandolfo, pero el papa emérito declinó la oferta y seguirá residiendo en el ex convento de Mater Ecclesiae, en el Vaticano, en el que habita desde mayo, a unos cientos de metros de la Casa de Santa Marta, donde se aloja el Papa en ejercicio.
Cuando regrese el 15 de agosto, Francisco celebrará una misa frente a la plaza de la Libertad. Terminada la ceremonia del Ángelus en la puerta de la residencia, y antes de volver al Vaticano, Francisco fue a almorzar con sus “colegas” de la orden jesuita de la Specula Vaticana, el Observatorio Astronómico que fue instalado en el siglo XIX en Castel Gandolfo.
El primero en saludarlo fue el director de la Specula, padre José Gabriel Funes, también argentino, de la provincia de Córdoba. Funes, un astrónomo de nota, escribió más tarde en Twitter: “Hemos pasado una bellísima jornada para los jesuitas del Observatorio. Hemos tenido al Papa Francisco como huésped en el almuerzo”.