El martes un trabajador del Centro de Disposición Final de Residuos de la Municipalidad de San Luis encontró entre la basura el cadáver de un hombre, que fue identificado por la Justicia y aún resta indicar las causas del fallecimiento.
Obvio el caso policial tomó rápidamente estado público y las autoridades policiales y judiciales se constituyeron en lugar y como parte del procedimiento retrataron la escena.
Más allá de lo escabroso del hecho, lo que generó una alarma es el estado en que se encuentra ese predio al que va a parar la basura que generan los puntanos. Es, literalmente, un basural a cielo abierto que sin dudas tiene un impacto ambiental muy grave para San Luis.
Le llaman Centro de Disposición Final, pero en realidad es un espacio donde se tira todo tipo de residuos y si hay algún tipo de tratamiento es mínimo.
El año pasado la Secretaría de Medio Ambiente aplicó una multa importante a la gestión de Enrique Ponce justamente porque el deterioro ecológico está claramente a la vista.
«Acá, casi toda la basura se entierra, así como viene y otra se amontona allí», le dijo un empleado del Centro a un funcionario judicial que intervino en el caso.
«El olor es nauseabundo, uno de descompone allí y realmente alarmarte el estado en que está ese basural», se quejó un Oficial que pasó varias horas hasta que levantaron el cuerpo.
El actual mandatario en ocho años no pudo reconstruir ese centro, pese a los anuncios y modificaciones que se hicieron en recorridos de camiones recolectores y la instalación de modernos contenedores. Fueron medidas acertadas, pero falló en el punto más importante: el destino de la basura y su correcto tratamiento.