El jueves 25 de noviembre se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Una jornada de reflexión, de visibilización de la lucha para frenar este flagelo, de encuentro sororo y de concientización.
Pero en medio de esa misión altruista y de construcción, emergen grupos radicalizados de feministas que se manifiestan con violencia extrema contra bienes públicos y privados. Y en algunas oportunidades, contra las personas.
Esos espacios carecen de representación colectiva y no cuentan con el apoyo de agrupaciones o asociaciones con entidad o identidad. Actúan a cara cubierta, en la mayoría de los casos desde el anonimato.
San Luis no es ajeno a ese tipo de expresiones. El jueves quedó otra vez evidenciado que estos minúsculos grupos creen que con violencia van a poner fin a la violencia. Error, y lo peor, empañan la lucha justa de miles.
En la marcha de antes de ayer el blanco de los ataques vandálicos fueron otra vez la Iglesia Catedral y el Poder Judicial.
En ese contexto el Obispo de San Luis, Monseñor Gabriel Barba, difundió una carta titulada “Reflexión ante los actos de vandalismo en nuestra Iglesia Catedral” y que Punto Aparte transcribe textual a continuación:
En el día de ayer, me atrevo a decir que la gran mayoría del mundo entero nos unimos en ese mismo deseo y sentimiento: que no exista más la violencia contra las mujeres. De no ser así…, significaría que algo no funciona bien en el corazón de quienes sintieran un deseo contrario.
Sin embargo, el paso de esa conmemoración por las puertas de nuestra querida Catedral de San Luis, los actos de vandalismo, han dejado triste huella del odio, violencia y destrucción. Y a la mayoría de los puntanos nos duele y enoja. Nos sentimos una vez más, avasallados y desprotegidos.
El movimiento feminista a nivel mundial, desde hace años, nos ha ayudado a generar conciencia de la necesidad de la construcción de una sociedad mejor y más respetuosa hacia la mujer. ¡Y cuanto debemos seguir creciendo al respecto…!
Si las formas de manifestación fueran distintas, sumarían muchas más personas en sus justos reclamos. Pero a la VIOLENCIA manifiesta no podemos más que oponernos y repudiarla. No repudiamos el reclamo, repudiamos todo tipo de violencia.
A cuantas mujeres he escuchado decir: ¡NO NOS IDENTIFICAN…!
Qué maravilloso sería que en San Luis lleguemos algún día a transitar un camino distinto. De libre expresión…, de manifestación… pero siempre, con RESPETO y NO VIOLENCIA.
No dejemos de soñar en un San Luis donde eso se haga posible.
+ Mons. Gabriel Bernardo Barba
Obispo