La inflación de marzo fue de 6,7% y se constituyó en la la cifra mensual más alta en los últimos 20 años, informó este miércoles el Indec. De esta manera, la suba de precios acumulada en el primer trimestre del año fue de 16,1% y en los últimos doce meses alcanzó el 55,1 por ciento.
El índice de precios de marzo volvió a mostrar una fuerte aceleración en relación con febrero, en que el IPC había sido de 4,7% con un incremento muy pronunciado de los alimentos, de 7,5 por ciento. Para el tercer mes del año, los productos comestibles y bebidas tuvieron una suba mensual de 7,2 por ciento.
La cifra dada a conocer este miércoles por el organismo estadístico ubica así a marzo entre las inflaciones mensuales más altas del siglo. La más elevada fue la de abril de 2002 (10,4%) como efecto de la crisis desatada un mes antes y el inicio de la salida de la convertibilidad que incluyó una devaluación del peso.
Más atrás se registran el 6,7% de abril de 2016, de acuerdo al IPC Congreso, confeccionado por las principales consultoras económicas del país y tomado como referencia por todos los actores económicos. El Indec aún no había reestablecido la medición del IPC nacional tras el fin de la intervención del organismo durante el kirchnerismo y eligió publicar como indicadores alternativos el IPC de la Ciudad de Buenos Aires (6,5%) y de San Luis (3,4 por ciento). El IPC actual se reanudó en mayo de 2016. También se destacó el 6,5% de septiembre de 2018, luego de un fuerte episodio devaluatorio el mes anterior.
El Gobierno ya admitía para marzo una cifra por encima del 6 por ciento. El Poder Ejecutivo atribuye el salto de los precios de los últimos dos meses a la crisis en los valores internacionales de los alimentos y la energía como consecuencia de la guerra en Ucrania, y enumera otras economías desarrolladas que también experimentan sus números de inflación más altos en décadas. La Argentina, de todas formas, ya registra un problema de inflación creciente hace al menos 15 años al considerar solo este siglo.
La inflación de marzo se dará en condiciones distintas a picos anteriores. El dólar no aparece como un elemento decisivo en la evolución de los precios y todavía no se activó una parte importante de los aumentos de tarifas previstos en el programa económico acordado con el FMI
El nuevo pico de suba de precios que se registró en marzo se dará en condiciones distintas. El dólar no aparece como un elemento decisivo en la evolución de los precios. De hecho, acumula un retroceso sostenido al observar los valores paralelos del tipo de cambio luego del acuerdo con el FMI. El dólar blue, por ejemplo, es actualmente más barato que el “solidario”.
Además, todavía no se activó una parte importante de los aumentos de tarifas previstos en el programa económico acordado con ese organismo, lo que representará, más a mitad de año, una fuente adicional de presión sobre el ritmo de precios. A pesar de esa situación, algunas consultoras estiman que la primera parte del año será la que tenga los números de inflación más críticos y que debería tender a desacelerar en la segunda mitad, aunque siempre por encima de un piso de 3,5% mensual, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central.
Para marzo, eran pocas las consultoras que esperaban un salto de precios tan fuerte como el que se dio. El dato más alto de inflación para marzo había sido el que arrojó el Índice Estadístico de los Trabajadores (IET) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), el cual había estimado que la inflación se disparó al 6,8%, impulsada por los precios de los alimentos, que crecieron hasta 9% durante ese mes.
Para abril los primeros números no son muy alentadores. Las consultoras proyectan que la suba de precios de abril estén por encima del 5 por ciento. Es el caso de Eco Go, que calculó una inflación de 5,5% con alzas en categorías como vivienda, educación y salud, impulsadas por aumentos en expensas (cerca del 20%); prepagas (6%), trabajadoras de casas particulares (12%) y colegios de la Ciudad de Buenos Aires (9 por ciento).
Las expectativas del Gobierno para este año fueron cambiando a medida que aceleró el ritmo de precios. En un principio, el acuerdo con el Fondo Monetario previó una proyección de inflación para este año de entre 38 y 48%, es decir algunos puntos porcentuales por detrás del 50,9% con que finalizó el 2021. Luego pasó a un objetivo más modesto de poder terminar con un dato anual similar al del año pasado. Ya el dato de febrero hizo volar todas las previsiones y el arco se corrió. La nueva “meta” del Poder Ejecutivo es tratar de evitar que la escalada lleve a la inflación por encima del 65%, un escenario ya posible entre algunas consultoras.
El ministro de Economía Martín Guzmán comenzará a discutir con las autoridades del Fondo Monetario, la semana que viene en la asamblea del organismo en Washington, el recálculo de algunas de las variables incluidas en el acuerdo y que, por la nueva situación internacional, quedaron ya desactualizadas apenas comenzó la vigencia del programa. La inflación y el sendero de recorte de subsidios son algunas de ellas.