Flebitis, trombosis, infecciones o úlceras son algunas de las complicaciones que pueden aparecer si no se tratan las várices, que se presentan con más frecuencia en mujeres que en hombres y afectan hasta al 40% de la población
«La várice es la elongación y tortuosidad de una vena más allá de su localización, que parece una viborita. Lo más frecuente es que se presenten en los miembros inferiores, como muslos, rodillas, piernas y a veces el pie, pero también pueden aparecen en el esófago, región anal (hemorroides), zona genital y región testicular», explicó a Télam Santiago de Salas, miembro de la Asociación Argentina de Cirugía.
El especialista en cirugía general, flebología y linfología precisó que los principales factores de riesgo para las enfermedades venosas son los antecedentes genéticos o hereditarios, utilizar frecuentemente ropa muy ajustada o calzado con taco muy alto, el sobrepeso y el sedentarismo.
También son más propensas las embarazadas o mujeres que ingieren anticonceptivos orales y ya tienen várices o presentan antecedentes familiares, así como aquellas personas que permanecen de pie por periodos prolongados, o al contrario, permanecen sentadas con las piernas cruzadas durante un tiempo largo sin realizar movimientos.
«Al principio es sólo una cuestión estética que se evidencia cuando aparecen las famosas «arañitas», pero luego aparecen otros problemas como el edema o hinchazón, los cambios de color en la piel, el eczema -que genera picazón intensa-, la piel dura y finalmente las lesiones abiertas, que son las úlceras venosas», puntualizó De Salas.
Cuando el paciente consulta a un profesional por cualquiera de esos síntomas «es recomendable realizar una Ecografía doppler venosa color de miembros inferiores, para detectar dónde se ubican y cuál es la severidad del caso, aunque también existen otros estudios que no son de rutina y pueden complementar el diagnóstico», señaló.
Los tratamientos, que «dependen de cada caso particular», son variados y van desde el uso de medias y vendas de compresión hasta la microcirugía y el láser o radiofrecuencia.
«Las medias ejercen presión sobre las venas superficiales enfermas, disminuyendo la acumulación de sangre en las piernas. De esa manera mejora el retorno venoso, disminuye la intensidad del dolor y sobre todo se previene la aparición de complicaciones», explicó.
Otro de los tratamientos posibles es la escleroterapia, que consiste en la inyección de un líquido llamado esclerosante en las «arañitas»; el láser transdérmico, que se aplica a nivel percutáneo para várices de pequeño calibre y genera la oclusión del vaso a través de calor, y la microcirugía venosa, que se define como la extracción quirúrgica de la várice severamente dilatada a través de pequeñas incisiones en la piel.
También existe la cirugía convencional, que se hace con una incisión en la ingle (vena safena mayor) o en la parte de atrás de la rodilla (vena safena menor) y se realizan las ligaduras correspondientes, así como el láser o radiofrecuencia endolumina, tratamientos mini-invasivos que se realizan en forma ambulatoria y con anestesia local o combinada.
«Distintos estudios epidemiológicos bien desarrollados y controlados muestran que los trastornos venosos pueden llegar a afectar entre el 30 y el 40 por ciento de la población, y debemos recordar que los riesgos por no tratar la enfermedad venosa son varios, no solo por su evolución progresiva sino por la aparición de complicaciones», subrayó De Salas.
Entre las principales se encuentra la flebitis o inflamación aguda de la vena, que se expresa como un cordón duro y doloroso; las trombosis superficiales, que aparecen cuando una vena se llena de coágulos, y las infecciones, ya que los trastornos venosos crónicos pueden ocasionarlas por problemas en las uñas, edema o lesiones abiertas como las úlceras.
También puede aparecer hipodermitis indurativa crónica, que ocurre cuando la piel y el tejido celular subcutáneo se inflaman y duelen; la angiodermitis ocre, que consiste en el oscurecimiento progresivo de la piel en el tercio inferior de la pierna por depósito de hierro de los glóbulos rojos que se escapan de la circulación, y la úlcera venosa, es decir, lesiones abiertas por trauma o espontáneamente y de muy difícil cicatrización.
Consultado sobre las cremas que se publicitan en diversos medios de comunicación y que aseguran el «mejoramiento» circulatorio, De Salas afirmó que «no son efectivas».
«Las cremas que habitualmente se utilizan no quitan ni remueven várices de ningún tipo, aunque sí pueden aliviar algunos síntomas por su contenido de alcanfor o mentol», completó.