El último presidente argentino que participó de la cumbre anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, fue Eduardo Duhalde, hace 13 años, mientras que Néstor Kirchner, primero, y Cristina Fernández de Kirchner, después, fueron esquivos a participar de este tipo de encuentros que congrega a la clase política de los principales países desarrollados, así como del sistema financiero y del empresariado.
Por el contrario, en el inicio de la administración Kirchner decidieron mantenerse al margen de estos encuentros debido a las secuelas que dejó el default y, luego -tras el canje de deuda- cobraron forma de manera más definida propuestas de políticas heterodoxas a través de los foros del G20.
De cara a la fuerte expectativa generada en torno al viaje, el Gobierno decidió ampliar la agenda política y económica del presidente Macri y su comitiva en el Foro de Davos, motivo por el cual el mandatario se quedará más tiempo que el planificado en un principio y ya se programaron las primeras reuniones con empresarios extranjeros, además de agendas paralelas de los ministros.
Macri ya tiene prevista una reunión con la CEO de Yahoo, Marissa Mayer, en tanto se está gestando un desayuno de trabajo en el que el Presidente se reunirá con empresarios globales en el marco de un plan integral que busca reinstalar al país en el escenario global de las inversiones con la mira puesta en que ingrese a la OCDE en el mediano plazo.
Si bien la fecha no es definitiva, la idea es que Macri llegue al Foro de Davos el miércoles 20 al mediodía y que permanezca en Suiza hasta el día siguiente por la mañana.
En tanto, el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, y la canciller Susana Malcorra llegarán un día antes para participar de paneles de discusión y reuniones privadas.
De esta forma, si bien el presidente Macri permanecerá tan solo un día en la emblemática ciudad suiza, con su paso intentará dejar impronta del nuevo modelo económico puesto en marcha en el país, que pretende atraer capitales bajo premisas diferentes a las del gobierno kirchnernista.
En el plano político internacional su agenda, por caso, es elocuente: Macri confirmó allí reuniones con el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden; con el primer ministro francés, Manuel Valls, y con el presidente de México, Enrique Peña Nieto.
En términos de mostrar unidad con el resto del arco político local, viajará acompañado por el diputado Sergio Massa, en calidad de líder opositor invitado, quien resultó tercero en la disputa presidencial.
“Nos pareció un gesto importante poder ir juntos con un dirigente opositor que está trabajando de una manera responsable, planteando su agenda de disidencias, pero también consciente de los desafíos que tenemos como país, en particular en términos de la construcción de confianza que tenemos que trabajar en el mundo para poder generar más inversiones y más trabajo en el camino hacia la pobreza cero”, expresó el jefe de Gabinete al dar a conocer la presencia del líder del Frente Renovador dentro de la comitiva.
El gobierno expresó que el objetivo principal del viaje de Macri a Suiza es conseguir inversiones y, al mismo tiempo, reorientar la estrategia internacional de la Argentina. A través del equipo económico comandado por Prat Gay emitió una serie de medidas complementarias a la unificación del tipo de cambio, que podrían atraer inversiones.
La medida de unificación cambiaria implicó para una multinacional basada en el país cierto alivio, desde el punto de vista de que ahora puede liquidar al mismo valor el ingreso que el egreso de dólares; para muchas de ellas, salvo excepciones, la operación de ingreso de dólares antes del 16 de diciembre le significaba una pérdida potencial, por la diferencia con el dólar blue.
Macri alivianó también las restricciones al ingreso de capitales, y ahora los mismos pueden entrar y salir con mayor facilidad, algo que es valorado en el mundo de las finanzas mundiales.
En todo caso, habrá que poner el ojo ahora en la calidad de la inversión que podría ingresar. También puede resultar atractivo para los bancos internacionales la promesa oficial de desempolvar el negocio de bonos públicos con atractivas ganancias en dólares, empezando por la operación que el Banco Central estaría a punto de concretar por 8.000 millones de dólares, para cambiar reservas en títulos públicos por reservas líquidas.
Por un lado, se busca aumentar la “calidad” de las reservas; por el otro, comienza a incrementarse la cuenta de deuda pública en dólares, que hoy aún resulta manejable en términos de PBI.
Otro dato a tener en cuenta es que Macri arribará a Davos tan sólo unos días después del inicio formal de las negociaciones con los holdouts, acreedores de la Argentina que aún mantienen en su poder deuda en default del 2001.
Macri buscará atraer inversiones, y a la vez dejar en claro la voluntad de negociar con los fondos buitre; la dureza del fallo de Griesa puede poner palos en la rueda a estos anhelos, dependiendo también de la dureza del nuevo gobierno en dar pelea a estos monstruos de las finanzas mundiales.
Otro magnate que suele frecuentar estos foros es George Soros, quien también es acreedor declarado de la Argentina, pero de los bonos de los canjes de 2005 y 2010 y que no puede cobrar desde julio de 2014, debido al alcance del juicio del “pari passu” que ganaron los fondos buitre en el juzgado de Griesa.
Todo esto ocurre en un contexto donde ya comenzó el quiebre de tendencia de tasa de interés bajas en Estados Unidos, ya que la Reserva Federal subió la tasa de referencia entre 0,25% y 0,50% en diciembre último, debido a la recuperación de Estados Unidos de la crisis que se desató en el 2008.
Habrá que ver cómo la Argentina y el nuevo Gobierno logrará insertarse en esta denominada “cuarta revolución industrial” de economías interconectadas del mundo, en el marco de la revolución digital, que es el lema convocante del Foro Económico de Davos.