La Municipalidad de San Luis dispuso este martes la clausura de un supermercado ubicado en avenida España, en un operativo que detectó mercadería en mal estado y falta de higiene, entre otras contravenciones, y cuyo propietario intentó sobornar al funcionario que encabezó el operativo.
La actuación se realizó el lunes por la tarde y estuvo encabezada por la recientemente creada Subsecretaría de Control Comunal y Planificación Operativa, a cargo de Juan Pablo Galera, quien condujo el accionar de los inspectores de la Dirección de Bromatología.
Respondiendo a una denuncia de un particular, personal del cuerpo municipal de inspectores realizó un operativo de control en el supermercado denominado “La Unión”, ubicado en Avenida España 1050, entre calle San Martín y Chacabuco, de origen chino, constatando que la heladera de lácteos y pastas frescas no tenía la temperatura indicada.
El Código Alimentario Argentino (C.A.A.) estipula que los productos de origen lácteo y derivados, pastas frescas y derivados deben tener una temperatura de 0º a 7º (según el alimento de que se trate) y en este caso superaban los 15º. La heladera de exhibición que contenía los alimentos decomisados no presentaba dicha característica, al igual que los alimentos.
Por este motivo todos los productos habían perdido la cadena de frío, por lo que no eran aptos para el consumo humano. Razón por la cual se procedió a decomisar la mercadería, consistente en gran cantidad de potes de yogur, leche, pastas, yogur en sachet, mantecas, quesos envasados, jugos en envase tetrabrik y salchichas vencidas (del 25 de noviembre pasado), mezcladas con mercadería nueva, entre otras irregularidades.
“También se encontró excremento de pájaros en el sector de ventas, cucarachas en las paredes y sector de panadería, falta de higiene en la heladeras, presencia de insectos y óxido donde se encontraba la mercadería, es decir en la heladera”, señalaron desde la Comuna.
En el acta labrada figura también falta de indumentaria adecuada para la atención al público, ya que sólo la cajera llevaba colocada una chaquetilla, hasta se pudo apreciar a un menor, que los acompañaba, totalmente sin ropa, mientras se atendía al público.
“Además, otra falta grave fue que intentaron sobornar, en reiteradas oportunidades, al Subsecretario de Transporte, Servicios Generales y Ambiente, Juan Pablo Galera, para evitar la clausura del comercio, empleando el propietario del local, Ariel, la palabra arreglar”, indicaron fuentes municipales.
Extrañamente el local presentaba un certificado de desinfección con fecha 6 de enero, algo que llamó la atención de los inspectores, dada la pésima higiene que mostraba el local en todas sus líneas.
Cabe recordar que este negocio ya es reincidente en este tipo de infracciones, pues en otras ocasiones se han constatado similares anomalías.
Todo el operativo de control y la clausura preventiva, cerca de las 23:00, fue constatado y registrado por el Escribano General de la Municipalidad, Fernando Cangiano Gargiulo.
Inspección frustrada
Por otro lado, Personal de Bromatología realizó este martes por la mañana otra inspección, esta vez en el supermercado llamado “China”, ubicado en Av. Julio A. Roca 720.
Al comenzar la recorrida por el sector de carnicería y fiambrería encontraron productos vencidos y otros no tenían indicada la procedencia.
La heladera de lácteos tenía una temperatura altísima, superaba los 18º, y en el interior de la misma había gran cantidad de mercadería. Con el agravante que mientras los inspectores estaban en el local, el propietario del negocio apagó la heladera para hacer creer que no estaba habilitada al público.
Luego llegó al mencionado local un supuesto encargado que maltrató a los inspectores e impidió que continuaran con la inspección y retiraran lo productos que habían separado para decomisar
Seguidamente, se labraron las actas correspondientes para elevarlas al Juez de Faltas.
Este comercio también es reincidente. En 2011, en el marco de otro operativo de inspección, mantuvo secuestrados durante cerca de ocho horas al personal de Bromatología, para impedir un control de rutina.